El sol lucía alegre y primoroso esta mañana de domingo, hacía días que no lo veíamos resplandecer de una forma tan
hermosa, el invierno estaba siendo, largo y crudo. Cuando el blanco manto de la
nieve, a pesar de su belleza… te produce
el terror de quedar aislado conduciendo, valoras más un día suave de tierno sol
y agradable temperatura. Que generosa es la naturaleza con el ser humano, con los animales y con las
plantas. Cuanto esplendor podía contemplar desde mi ventana. Hasta los
pajarillos revoloteaban alegres. Me
parecía como un canto de alabanza a Dios
y a las flores de mi balcón, en la que ellos se posaban como haciéndole un
saludo a su belleza. Y sin poder evitarlo, salió de lo más profundo de mí ser
un suspiro .Fue algo mágico y sensual,
la sensación que sentí al gesticular ese aliento. Era como si… lo
hubiese enviado a un viaje. Quizás… él
solito supo qué debía irse, hacia
donde mi
gran amor me esperaba. Cerré los ojos para guardar tanta hermosura dentro de mi ser, era un espectáculo que no
quería olvidar. Mi abuelo siempre me decía, que para ser una mujer interesante, había que guardar como un tesoro
los bellos momentos vividos.
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